La sarna es una enfermedad de la piel causada por ácaros microscópicos que se alojan en la piel del perro. Es más común de lo que se cree y puede afectar tanto a cachorros como a adultos, especialmente en situaciones de estrés, baja inmunidad o malas condiciones de higiene. Existen distintos tipos (como la sarna sarcóptica o demodécica), pero todos requieren atención veterinaria urgente.
Observá si tu perro se rasca con desesperación, especialmente en orejas, cuello, patas o abdomen.
Fijate si aparecen zonas con pérdida de pelo, enrojecimiento o costras.
No apliques remedios caseros ni productos humanos, ya que podés empeorar la lesión.
Llevá al perro al veterinario lo antes posible: hará un raspado de piel para determinar el tipo de sarna.
Seguí el tratamiento al pie de la letra, que puede incluir champús especiales, pipetas, comprimidos y controles periódicos.
Consejo final: La sarna no es sinónimo de abandono. Muchos perros bien cuidados pueden desarrollarla. Lo importante es detectar los síntomas a tiempo y actuar rápido para evitar contagios y mejorar su calidad de vida.